La obesidad, una epidemia mundial

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La obesidad es una enfermedad crónica, pandémica, y multifactorial, que se caracteriza por procesos fisiopatológicos que resultan en aumento de tejido adiposo disfuncional, lo que la asocia con múltiples comorbilidades, y con aumento de la mortalida

Tiene además la característica fundamental de ser socialmente estigmatizante.

El exceso de peso, como causante de morbilidad y mortalidad en el ser humano, es conocido desde hace más de 2.000 años. Hipócrates describió que la muerte súbita es más frecuente en aquellos individuos que son naturalmente gordos, que en las personas delgadas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su clasificación internacional de enfermedades la define como el anormal o excesivo almacenamiento de grasa, que se desarrolla a partir de una interacción del genotipo y el medio ambiente generando un disbalance energético e implica la interacción de factores sociales, conductuales, culturales, fisiológicos, metabólicos y genéticos.

La Federación Mundial de Obesidad (World Obesity Federation [WOF]) define a la obesidad como una enfermedad crónica, recurrente y progresiva, enfatizando en la necesidad de acción inmediata para su prevención y control.

En el año 2008, The Obesity Society (TOS) publicó un documento de posición que define la obesidad como una enfermedad.

En el año 2012, la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos y el Colegio Americano de Endocrinología (AACE/ACE) reconocen a la obesidad como enfermedad crónica dado que cumple con los tres criterios planteados por la Asociación Americana de Medicina para definir una condición como tal. El primero, presentar alteración de la fisiología, con determinantes genéticos y ambientales, y mecanismos fisiopatológicos conocidos. El segundo, poseer una clara signo-sintomatología. El tercer criterio, presentar aumento de la morbimortalidad.

En el 2014, AACE/ACE avanza en considerar la obesidad una enfermedad, ya planteando para su algoritmo diagnóstico dos componentes: el primero, la valoración del IMC (Índice de Masa Corporal) y el segundo, la determinación de la presencia y severidad de sus complicaciones. De esta forma, el diagnóstico no solo dependerá del IMC, sino también del impacto de la obesidad en la salud general del individuo.

Entre las comorbilidades de la obesidad destacamos a las enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad metabólica por hígado graso no alcohólico, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño, enfermedad renal, y enfermedades oncológicas. La mortalidad aumenta proporcionalmente al incremento del índice de masa corporal (IMC), y el número de comorbilidades de la obesidad.

La Asociación Americana de Cirugía Bariátrica y Metabólica declara su posición en el año 2019, considera necesario “…un esfuerzo amplio de educación sobre la obesidad como enfermedad, sus causas, impacto y enfoques de tratamiento es un primer paso importante”.

Es importante la educación de la comunicad para mejorar la comprensión pública de la obesidad como enfermedad crónica y los riesgos del estigma sobre la misma.

¿Cuáles son las consecuencias comunes del sobrepeso y la obesidad para la salud?

Un IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como las siguientes:

  • las enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), que fueron la principal causa de muertes en 2012;
  • la diabetes;
  • los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y
  • algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).

El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC.

La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Sin embargo, además de estos mayores riesgos futuros, los niños obesos sufren dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.

Obesidad infantil

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad infantil constituyen uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI.

Se trata de una epidemia que, en los últimos años, se ha extendido a una velocidad alarmante a los países de bajos y medianos ingresos. La prevalencia de exceso de peso en la región es de 7,5% en menores de 5 años y de 30,6% en niños, niñas y adolescentes entre 5 y 19 años, según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la OMS. A nivel mundial, según OMS/OPS, la prevalencia de exceso de peso en menores de 5 años es de 5,9% y de 18% en la población entre 5 a 19 años.

A nivel nacional, los resultados de la 2° Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, realizada en 2018 reflejan que el exceso de peso es el problema más grave de malnutrición en Argentina con una prevalencia de 13,6% en menores de 5 años, y de 41,1% en el grupo de 5 a 17 años. Esta misma encuesta señala que:

  • El consumo de frutas frescas, verduras, carnes, leche, yogur o quesos se encuentra por debajo de las recomendaciones
  • Hay un consumo frecuente de alimentos de baja calidad nutricional con alto contenido de azúcar, grasas y sal como bebidas azucaradas, productos de copetín, golosinas y productos de pastelería
  • El 70% de los estudiantes encuestados mencionó que en su escuela se venden alimentos de baja calidad nutricional
  • 1 de cada 4 estudiantes señaló que la escuela provee bebidas azucaradas

Además, en base a un estudio realizado por FIC Argentina y UNICEF Argentina, los adolescentes de nivel socioeconómico más bajo tienen un 31% más de probabilidades de sobrepeso respecto a los adolescentes del nivel socioeconómico más alto.

En este contexto, para luchar contra la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas, la responsabilidad individual no es suficiente. El papel de los gobiernos es fundamental, y por ello deberían:

  • Asumir un compromiso político sostenido en el diseño y adopción de políticas para reducir la obesidad infantil
  • Implementar políticas para garantizar a toda la población el acceso a alimentos saludables y disminuir el consumo de alimentos no saludables
  • Implementar políticas para que todos los sectores sociales puedan tener acceso a la actividad física periódica
  • Involucrar a múltiples actores (organismos internacionales y nacionales, la sociedad civil y las empresas privadas) pero en un marco que evite caer en conflictos de interés que atenten contra el desarrollo de las políticas públicas eficaces.

Amplían prestaciones del Programa Médico Obligatorio para la cobertura del abordaje de personas con obesidad

La resolución fue publicada el viernes 22 de Julio en el Boletín Oficial.

El Ministerio de Salud de la Nación amplió el conjunto de prestaciones básicas esenciales para la cobertura del abordaje de personas con obesidad, beneficiando a personas de entre 18 y 70 años que podrán acceder a tratamientos quirúrgicos, además de fortalecer el seguimiento terapéutico que se extenderá también al período postoperatorio.

A través de la Resolución 1420/2022, publicada en el Boletín Oficial, se determinó la ampliación del “conjunto de prestaciones básicas esenciales basadas en evidencia para la cobertura del abordaje de personas con obesidad”.

La resolución destaca que en base a lo determinado en la evidencia se propone modificar el acceso a la cobertura, ampliándola a población no incluida acorde a los criterios previos. Asimismo, para garantizar el seguimiento y fortalecer la terapéutica se extiende la cobertura al período postoperatorio.

De esta manera, a diferencia de la última resolución aprobada en 2009, entre otros puntos que detalla el anexo, se incorporan a la cobertura ambulatoria las “consultas con psicólogo/a y/o psiquiatra y las consultas con equipo interdisciplinario (licenciado/a en nutrición y/o médico/a especialista en nutrición, médico/a con experticia en obesidad y psicólogo/a y/o psiquiatra)”.

En cuanto al tratamiento farmacológico, seguirá cubierto con el 70% de descuento. Por otra parte, podrán acceder al tratamiento quirúrgico las personas que tengan entre 18 y 70 años (antes era de 21 a 65), que cuenten con un índice de masa corporal mayor de 40 kilos -con o sin comorbilidades- o mayor a 35 kilos con al menos una de las siguientes comorbilidades (Diabetes Mellitus Tipo 2, hipertensión arterial, apnea/hipopnea obstructiva del sueño o enfermedad articular con gran limitación funcional).

Además, las prestaciones contemplan un control mensual de seguimiento postoperatorio durante el primer año con psicólogo/a y/o psiquiatría.